XIV.- Sucedidos I. Capullete.
Escalofríos me recorren el espinazo cada vez que recuerdo esta historieta. Antes de nada, he de introducir el concepto de “drinking games” o, en español, los juegos de beber. Bien, estos juegos no son más que juegos insulsos del tipo “un limón medio limón dos limones medio limón”, “marcianito uno llamando a marcianito dos” y demás prácticas similares. El objetivo de estos juegos, practicados por inoncentes infantes no es más que un desenfadado pasatiempo para aliviar esas insufribles horas de viaje en coche y evitar la eterna pregunta de “?Cuanto falta?”. Sin embargo, si aumentamos la edad media de los practicantes de tales juegos a 22, y añadimos alcohol como castigo para aquellos que se equivocan o pierden, la mezcla es explosiva, y, generalmente, etílica. Estos juegos son altamente populares en el Reino Unido, practicado por todo adolescente que se precie de serlo y todo joven que sin más quiera convertir su noche de juerga en noche de borrachera. En fin, estos juegos de vez en cuando acaban en lágrimas, especialmente si añadimos a la mezcla una botella de Sambuca, un mechero y un gilipollas. Sin más, os presento a Nobby (que en inglés se pronuncia igual que knobby, que puede traducirse por capullete o algo asi). Bien, presentado Capullete, (con ese nombre que se puede esperar), prosigamos con la historia. Siendo el vigesimotercer cumpleaños de Capullete, Capullete decidió que un par de rondas de Shithead (un juego de beber que podría traducirse como Cabezamierda) bajo las Reglas Internacionales de Beber serian una buena forma de celebrar su aniversario.
De tal modo, y bajo su miope visión del entretenimiento, Capullete decidió embarcarse en un poco de automutilación en la siguiente forma: después de impregnar los bordes de un baso de chupito con Sambuca, procedió a captar la atencion de su audiencia dándole fuego al vaso y apretándolo sobre uno de sus pezones. Como no podía ser menos, la física actuó, el fuego del borde del vaso consumió el oxígeno que quedaba atrapado dentro del vaso, provocando el vacío y finalmente succionando el pezón de Capullete dentro del vaso con una fuerza considerable.
Su público quedó asombrado.
Nunca habían visto nada parecido.
De tal modo, y bajo su miope visión del entretenimiento, Capullete decidió embarcarse en un poco de automutilación en la siguiente forma: después de impregnar los bordes de un baso de chupito con Sambuca, procedió a captar la atencion de su audiencia dándole fuego al vaso y apretándolo sobre uno de sus pezones. Como no podía ser menos, la física actuó, el fuego del borde del vaso consumió el oxígeno que quedaba atrapado dentro del vaso, provocando el vacío y finalmente succionando el pezón de Capullete dentro del vaso con una fuerza considerable.
Su público quedó asombrado.
Nunca habían visto nada parecido.
Una cosa así no podía acabar bien. Sucedió lo inevitable.
“¿Te apuesto lo que quieras a que no te haces eso en uno de los cojones?”
Era "El Desafío". El guante había sido arrojado.
A Capullete no le importaron las consecuencias de semejante gámbito, su única y retorcida concepción de “eso es una buena idea” le indicó que ésta era una de esas.
Por supuesto, dado el tamaño desmedido de los huevazos de Capullete, hacía falta un vaso algo más grande que el de chupito. Finalmente, alguien trajo otro vaso y, cámaras en mano, un público expectante se arremolinaba alrededor de Capullete mientras éste llevaba a cabo el ritual del vaso y el Sambuca.
Capullete se bajó los pantalones.
La tensión se podía cortar con un cuchillo. La espera, agónica.
Una vez más, las leyes de la Física actuaron: la gónada izquierda de Capullete fue succionada dentro del vaso con un “suuuuuuuuuuuuuup-plop” más que sospechoso.
***
¿Suuuuuuuuuuuuup-plop? ¿Plop?. Algo no podía haber ido bien.
Testigos oculares y presenciales aseguran que Capullete gritó a pulmón abierto durante un minuto antes de caer desmayado. El humo acre de su pelo púbico churruscado se elevaba como el humo de una pistola.
Un más que rápido trayecto a urgencias apretando el culo vio finalmente como los médicos de guardia hacían esfuerzos inhumanos por mantenerse serios mientras rompían el vaso que guardaba el testículo dislocado de un Capullete aun inconsciente.
“¿Te apuesto lo que quieras a que no te haces eso en uno de los cojones?”
Era "El Desafío". El guante había sido arrojado.
A Capullete no le importaron las consecuencias de semejante gámbito, su única y retorcida concepción de “eso es una buena idea” le indicó que ésta era una de esas.
Por supuesto, dado el tamaño desmedido de los huevazos de Capullete, hacía falta un vaso algo más grande que el de chupito. Finalmente, alguien trajo otro vaso y, cámaras en mano, un público expectante se arremolinaba alrededor de Capullete mientras éste llevaba a cabo el ritual del vaso y el Sambuca.
Capullete se bajó los pantalones.
La tensión se podía cortar con un cuchillo. La espera, agónica.
Una vez más, las leyes de la Física actuaron: la gónada izquierda de Capullete fue succionada dentro del vaso con un “suuuuuuuuuuuuuup-plop” más que sospechoso.
***
¿Suuuuuuuuuuuuup-plop? ¿Plop?. Algo no podía haber ido bien.
Testigos oculares y presenciales aseguran que Capullete gritó a pulmón abierto durante un minuto antes de caer desmayado. El humo acre de su pelo púbico churruscado se elevaba como el humo de una pistola.
Un más que rápido trayecto a urgencias apretando el culo vio finalmente como los médicos de guardia hacían esfuerzos inhumanos por mantenerse serios mientras rompían el vaso que guardaba el testículo dislocado de un Capullete aun inconsciente.


2 Comentarios:
J.M.S.G....Pipo para los amigos y amigas de sus amigos (digo yo, en fin, no sé...) Pues que yo escribía cuentos (de vez en cuando) hasta que apareció en mi vida cierto mánager granaíno...desde entonces vivo en un cuento, así que si quieres cuentos, pídele cuentas a él. Kisses y abrazos.
Ah... que no he tenido tiempo de leer lo que has escrito, tengo que enseñar la montaña a tu amigo, ya leeré tus batallitas, Sr. J.M.S.G.
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