XVI.- Redecoraciones (I)
Redecorar habitaciones en la universidad era práctica frecuente y extendida. Yo mismo la sufrí en mis carnes. Pero como la de este chico, pocas lo igualan.
Fue una noche como otra cualquiera, que decidió pasar en la habitación de su chica, tan sólo unos metros más allá de la suya propia, mientras sus compañeros de residencia conspiraban contra el, tramando e intrigando cual sería la mejor forma de confundirle hasta el infinito.
Después de asegurarse de que la ventana de su cuarto estaba abierta, un miembro de la banda se coló por la ventana y la mudanza de mobiliario dio comienzo. Cuando el pobre chico volvió a su habitación a la mañana siguiente, harto de jugar al cuatro en línea (suponemos), se encontró con que su cuarto se había convertido en la cocina. Su confusión no fue sino aumentada por el hecho de encontrarse a dos de sus co-residentes untando sus tostadas en mantequilla y bebiendo té en la mesa, que ocupaba el lugar donde otrora se encontrara su escritorio. En la esquina de "su" cuarto ahora había dos neveras y un congelador, junto con la tostadora y la tetera. Ante esta visión, el pobre hombre se encaminó a la cocina, donde encontró su cuarto al completo exactamente tal y como se hayaba dispuesto el día anterior. Los conspiradores habian prestado especial atención hasta al más pequeño detalle: sus pósters estaban colgados en el mismo orden, el flexo, el ordenador y el equipo de música estaban correctamente dispuestos sobre el escritorio, que tambien había sido transportado.
Por supuesto, su ropa estaba perfectamente doblada en la despensa.
Fue una noche como otra cualquiera, que decidió pasar en la habitación de su chica, tan sólo unos metros más allá de la suya propia, mientras sus compañeros de residencia conspiraban contra el, tramando e intrigando cual sería la mejor forma de confundirle hasta el infinito.
Después de asegurarse de que la ventana de su cuarto estaba abierta, un miembro de la banda se coló por la ventana y la mudanza de mobiliario dio comienzo. Cuando el pobre chico volvió a su habitación a la mañana siguiente, harto de jugar al cuatro en línea (suponemos), se encontró con que su cuarto se había convertido en la cocina. Su confusión no fue sino aumentada por el hecho de encontrarse a dos de sus co-residentes untando sus tostadas en mantequilla y bebiendo té en la mesa, que ocupaba el lugar donde otrora se encontrara su escritorio. En la esquina de "su" cuarto ahora había dos neveras y un congelador, junto con la tostadora y la tetera. Ante esta visión, el pobre hombre se encaminó a la cocina, donde encontró su cuarto al completo exactamente tal y como se hayaba dispuesto el día anterior. Los conspiradores habian prestado especial atención hasta al más pequeño detalle: sus pósters estaban colgados en el mismo orden, el flexo, el ordenador y el equipo de música estaban correctamente dispuestos sobre el escritorio, que tambien había sido transportado.
Por supuesto, su ropa estaba perfectamente doblada en la despensa.


1 Comentarios:
Pi, ya tengo el blog activo. Ya me irás diciendo como pijotearlo con todas esas cosas que se pueden poner.
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